Uno de los síntomas clave del envejecimiento es la pérdida del óvalo facial, entendiendo por éste la forma que tiene la cara tomando como punto más bajo la barbilla subiendo hasta las mejillas y terminando en la frente.
Cuando somos niños, la cara tiende a ser más redonda, aunque los más pequeños delgados pueden tener ya marcado el óvalo facial. A medida que vamos creciendo las estructuras óseas de la cara se van alargando verticalmente y la imagen de cara redonda se pierde a favor de una cara más ovalada.
Con el paso de los años, los tejidos de las mejillas y alrededor de la boca se descuelgan y hacen la cara más cuadrada, de modo que con el tiempo, esa caída de los tejidos puede ser tan drástica que la mandíbula parezca recta horizontalmente y de un cuadrado pasemos a una cara con forma triangular.
Factores que influyen en la alteración del óvalo facial
No solo el envejecimiento es el causante de la alteración de nuestro óvalo sino que también puede alterarlo el aumento de volumen de los músculos maseteros. Estos músculos, uno a cada lado de la mandíbula, por delante de las orejas, participan en la masticación. Pero también son los músculos que actúan en exceso en situaciones de estrés. Son los responsables de que algunas personas padezcan bruxismo, que es una patología que se caracteriza por dolor y sensación de cansancio en la mandíbula y en los dientes al despertar, y que se puede prolongar durante el día. Al estar hipertrofiados, hacen que la mandíbula se masculinice en las mujeres.
Tratamientos estéticos para recuperar el óvalo facial
En Ivalia Estética Médica te ofrecemos varios tratamientos estéticos para combatir los efectos del envejecimiento y recuperar tu óvalo facial:
- La primera opción es levantar los tejidos que han perdido su elasticidad y se han caído con el paso de los años. Para ello, podemos utilizar tratamientos combinados como:
- Hilos tensores: tienen un doble efecto: actúan como un velcro inicialmente y con el tiempo favorecen la formación de colágeno tirando de los tejidos hacia arriba.
- Ácido hialurónico: cuando se aplica mediante inyección intradérmica, el ácido hialurónico estimula y activa los fibroblastos incluso en personas de edad avanzada, lo que supone que además de proporcionar un mayor volumen a la piel también se estimula la formación de colágeno.
- Hidroxiapatita cálcica: rellena y proyecta los pómulos y estimula la síntesis de colágeno, levantando también los tejidos caídos.
- Radiofrecuencia o ultrasonidos focalizados: tensan la piel (pero no afectan a los tejidos de soporte de la misma, por lo que sus indicaciones son un poco distintas), especialmente útil en la papada.
2. En aquellas personas con alteraciones de los músculos maseteros, es importante disminuir esta hipertrofia. Hay que disminuir el estímulo nervioso que favorece la contracción repetida del músculo y su crecimiento y fortalecimiento excesivo. De esta forma, evitamos que el bruxismo genere problemas en mandíbula y dientes y adelgazamos la cara.
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