Después del verano, es recomendable prestar especial atención a nuestro cuerpo para recuperarnos de los posibles estragos del periodo estival y preparar la vuelta a la rutina con todas las garantías. Por ello, hoy te hablamos de los mejores tratamientos corporales para después del verano.
LPG o endermología para la flacidez y la celulitis
La flacidez corporal se produce cuando perdemos firmeza en la piel a consecuencia de la disminución de los tejidos que actúan de sostén, tales como las fibras musculares, la elastina y el colágeno. Por su parte, la celulitis es una alteración metabólica que afecta a las células en el tejido adiposo o graso, afectando en mayor o menor medida a prácticamente el 99% de las mujeres constituyendo, básicamente, un problema estético.
Uno de los mejores tratamientos para hacer frente a estos problemas es la endermología LPG, que mediante un masaje del tejido favorece la liberación del contenido graso, promoviendo la desorganización de los nódulos celulíticos y la circulación sanguínea y distendiendo los tractos fibrosos que estén entre los nódulos celulíticos.
Los beneficios de la mesoterapia corporal
La mesoterapia corporal se basa en la introducción, justo debajo de la superficie cutánea, de determinados medicamentos o sustancias de reconocida eficacia que tienen como finalidad acabar con la celulitis y la flacidez. El tratamiento se realiza mediante la inyección en todas las áreas celulíticas con agujas de muy pequeño calibre, montadas sobre jeringas convencionales o jeringas mecanizadas.
Con la mesoterapia se consigue activar la circulación, facilitar la liberación del contenido graso, generar la quema local de las grasas y mejorar la oxigenación tisular.
Carboxiterapia
La carboxiterapia es otro de los tratamientos destacados para combatir la celuliltis, el exceso de grasa, la flacidez, y el envejecimiento corporal. Consiste en el uso terapéutico del gas dióxido de carbono (CO2), por vía subcutánea. El origen de esta terapia está en la estación de aguas termales de Royat, en Francia, donde se empezó a usar por los cardiólogos para mejorar la circulación sanguínea .
Con la inyección subcutánea de dióxido de carbono (CO2) se logra activar la circulación local y alterar así la permeabilidad de las paredes del adipocito. La inyección se lleva a cabo con una aguja muy fina y su introducción debajo de la piel se completa con un masaje que ayuda a distribuirlo. La carboxiterapia no tiene toxicidad sistémica ni efectos secundarios, salvo un ligero y fugaz dolor en la zona aplicada.
Este tratamiento puede asociarse a presoterapia, LPG o mesoterapia, siendo siempre recomendable el ejercicio físico y una dieta equilibrada.
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